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15 de junio de 2006

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en Español:

"Bajo el Libro del Evangelio"

Divisiones Políticas:
No pueden ser válidas en la Iglesia

Ilustración del Libro del Evangelio abierto por encima de la cabeza del Obispo

Bajo el Libro
del Evangelio


+ Obispo Robert
C Morlino

Queridos amigos,

En las últimas semanas anteriores he estado reflexionando acerca de mi visita a Roma y acerca de las recientes catequesis del Papa que indican que no se debe separar el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, de Cristo mismo.

La Iglesia es una presencia física de Cristo concreta y visible en el mundo - la Iglesia disfruta del regalo del Espíritu Santo como Su alma. Ese Espíritu Santo está presente en la Iglesia de todos los tiempos y nunca va a ser visto de estar presente en la Iglesia de un tiempo más que en el otro. Así, la historia de la Iglesia es una historia de continuidad. La Iglesia siempre es la misma - una, Santa, Católica, y Apostólica -a través de la historia.

Es un error, como lo marca el Papa Benedicto, concluir que la Iglesia antes del Consejo del Vaticano Segundo era una Iglesia diferente de la Iglesia después de Consejo del Vaticano Segundo. El Santo Padre llama esto una interpretación de discontinuidad de los documentos del Vaticano Segundo, y porque siempre debe de haber continuidad en la Iglesia, la interpretación de discontinuidad debe finalmente ser juzgada como incorrecta. Algunas veces los católicos usan el término prevaticano II como un sinónimo de erróneo, falso, o defectuoso y eso simplemente no puede ser el caso. El Espíritu Santo no está más presente en la Iglesia después del Vaticano II que el Espíritu Santo estuvo presente en la Iglesia antes del Vaticano II - esa es nuestra fe.

Ninguna categoría política en la Iglesia

Otra forma problemática de ver la Iglesia, lo cual es la fuente de mucha división entre Católicos, involucra el uso de categorías políticas como base de nuestro entendimiento de la Iglesia. Con esto quiero decir, por supuesto, la división de los Católicos en liberales y conservativos son términos prestados de la política.

Una vez que la Iglesia es vista en términos de categorías políticas, la única conclusión razonable es que uno debe permanecer en el centro, uno debería ser centrista, buscando incorporar a aquellos que están hacia la izquierda (los liberales) y aquellos que están hacia la derecha (los conservativos.)

El problema es, que en el mundo de la política, uno sabe que no hay pasión en el centro. Los políticos algunas veces tienen que "dar energía" a su base lo cual está usualmente compuesta de más liberales extremos y más conservadores extremos. A la base hay que darle energía porque es donde está la pasión. No hay, o muy poca pasión en el centro. En el centro la gente tiende a ser dirigida por los resultados de las encuestas y otras influencias culturales. El centro es un lugar de paz a cualquier precio, aún al costo de la verdad la cual está comprometida para articular una posición en el centro.

Mientras esta clase de compromiso y centrismo son prácticamente muy útil en la esfera política, éste lenguaje, éstas categorías de política, no son convenientes para la aplicación de la Iglesia. Lo que ha sucedido es que para muchas personas, la política es más fundamental para sus vidas que su fe, que en lugar de interpretar nuestra vida política en sociedad a través de la fundación sólida de cómo funcionan las cosas en la esfera política. Si hay una división en la esfera política la cual no puede ser curada, esa división traerá una división similar a la división en la Iglesia, y quizás eso es lo que ha sucedido.

"No sólo otra organización humana"

Uno no puede ver la Iglesia en términos de categorías políticas. La Iglesia no sólo es otra organización humana, la Iglesia es una comunión mística, la Iglesia es el Cuerpo de Cristo, consagrada por su Verdad, el cual es la fuente de unidad, la cual los obispos como sucesores de los Apóstoles tienen que entregar a la gente porque ellos lo han recibido, ellos mismos, a través del regalo de la venida del Espíritu Santo a través de la oración por la Iglesia y la imposición de las manos.

Así como Católicos necesitamos, realmente, dejar de pensar en nosotros mismos como liberales o conservadores o como una organización en la cual la mejor cosa que hacer sería buscar un término medio como centralistas. La forma de describir a los Católicos no es como liberales, o conservadores, o centralistas sino como dinámicamente ortodoxos, siendo fieles al mensaje de Cristo de una forma que los centristas políticos no pueden ser, que es, con pasión.

Auto sacrificio y pasión necesarios

El Papa Benedicto recientemente escribió que todo amor auténtico contiene elementos ágape (auto sacrificio) y eros (pasión). Así el amor apropiado a los católicos fieles al mensaje de Cristo debe de ser un amor apasionado. El centrismo político nunca genera pasión. La pasión siempre se encuentra entre los grupos políticos más extremos. Los católicos no están llamados a ser extremistas en ningún sentido político. Pero los católicos están llamados a ser extremistas en el sentido de que su amor por la verdad de Cristo es tan apasionado que ellos morirían por eso si se les llamara a hacerlo. La pasión extrema del católico es su disponibilidad a responder al llamado de ser mártir pero este "extremismo" no tiene nada en común con el extremismo político de los derechistas o los izquierdistas.

Por favor reflexionen conmigo seriamente acerca de éstos temas para que podamos llegar al día cuando como católicos, no hablamos del "Derechista Cristiano" o "Izquierdista Radical" o la conveniencia de tratar de traer a otros al centro y el ser buenos centristas. La esfera policía es una esfera muy importante, su logro apropiado es justicia, pero esa justicia es claramente el logro de la política y no de la Iglesia. No somos una organización política entre aquellos cuyas vidas deben de ser interpretadas en términos de categorías y políticas. Nosotros somos una comunión mística, el cuerpo de Cristo, consagrados por Su Verdad, y encontramos nuestra unión en la ortodoxia dinámica la cual esa Verdad, enseñada con amor, se forma en nuestros corazones.

Muchas gracias por leer éste artículo. Que Dios los bendiga a cada uno de ustedes. ¡Bendito sea Jesucristo!


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