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13 de Junio de 2002

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Artículo escrito por el Obispo Bullock
Saludos al Obispo George O. Wirz

Señor, No mires nuestros pescado
sino en la Fe de tu Iglesia

Obispo William H. Bullock
El Obispo:
Un mensaje de fe

Obispo
William H. Bullock

Estos meses que han pasado no han sido fáciles para todas las personas de buena voluntad, pero muy en especial para ustedes, mis compañeros católicos, con mas y más revelaciones sobre el problema de abuso sexual a menores por parte de sacerdotes y obispos que con frecuencia leemos y vemos en los titulares de nuestra prensa, y en las noticias en la televisión y la radio.

Lo que comenzó, como un reportaje de abuso sexual de niños y menores por los sacerdotes u obispo se ha enfocado al silencio de ellos y la manera en que resolvieron los problemas sexuales fuera de la justicia

Admitir nuestros errores

Hay una pequeña duda sobre el escándalo y sus adversidades que afectan primero a las victimas, a los sacerdotes, obispos y a todos los católicos. La crueldad con que todo es informado es muy vergonzoso e indignante. Por supuesto que no nos oponemos a que informen lo que pasa, pero en algunos casos parece que la información que dan es que todos los sacerdotes están implicado en el abuso sexual y simplemente no es verdad.

Obviamente podemos ver que algunas decisiones hechas por los obispos fueron incorrectas, a pesar que estas pudieron ser de buenas intenciones. Esto permitió que hubieran mas victimas o que no se ofrecieran suficiente protección contra nuevas victimas. Nadie puede descartar el escándalo, y ese tipo de comportamiento, de parte de cualquier sacerdote o obispo, tiene que terminar.

Si se cree que la política de " cero tolerancia " es realmente persuasiva, entonces que sea así. Pero de todos modos se requiere que la reunión de los obispos de los EEUU en Dallas, Texas produzca una política uniforme.

La iglesia enseña

Las enseñanzas de la iglesia son claras como el cristal en cuanto a la moralidad sexual. Desdichadamente algunas de los incumplimientos de esas enseñanzas por los sacerdotes y obispos son también claras con lo que nuestro Santo Padre el Papa Juan Pablo II describe, "no es solo un pecado, sino un crimen (si es cometido por un adulto con un niño o un joven)"

Las palabras del Santo Padre son igualmente claras con relación a la acción futura que se tomará, "No hay espacio en el sacerdocio para aquellos que dañen a los jóvenes"

Ustedes, quienes regularmente leen mis columnas semanalmente, saben de nuestra "Política sobre Abuso Sexual" de la Diócesis de Madison, establecida y publicada el 7 de julio de 1993. Nosotros seguimos esa política y extenderemos sus provisiones a lo que se decida en la Conferencia de los Obispo de los Estados Unidos en Dallas, Texas.

Yo los invito a rezar

Yo escribo, en mi columna semanal, a todos los católicos y cualquier otra persona de buena voluntad para pedirles que nos unamos en oración para que como Obispos, Pastores y sucesores de los apóstoles, podamos abiertamente hablar, discutir, decidir y de este modos actuar para erradicar la posibilidad de algún pecado y crimen contra cualquier niño o menor.

Como lideres morales, también, somos pecadores. Nosotros somos, en el sentido simbólico "la vasija de barro", fácilmente que se puede romper y sujetada por el pecado, pero nosotros debemos continuar como Iglesia a enseñar claramente, observar claramente y amar a la iglesia de verdad. Como Cristo lo habría hecho.

Sus oraciones y apoyo para todos nosotros, los Obispos de los Estados Unidos, esta semana es la base fundamental ya que necesitamos sus oraciones y ustedes necesitan nuestros planes y políticas para eliminar cualquier abuso que ocurra nuevamente.

Las victimas y sus necesidades

Se ha mostrado que la atención a las victimas ha sido una negligencia de los obispos y si es así, me disculpo por cualquier victima de abuso sexual por los sacerdotes en la Diócesis de Madison, si esto ocurrió en mi tiempo en la diócesis o en el tiempo de mi antecesores, Obispo Cletus O'Donnell y Obispo William O'Connor.

Un saludo a nuestros sacerdotes

También quisiera, así como concluyo mi columna, darle un saludo a la mayoría de los sacerdotes que viven la vida en castidad y que, por unos pocos, deben descansar en la sombra o la oscuridad por los pecados de algunos sacerdotes. Pero Jesús nos recuerda que nosotros tenemos que aguantar el peso de unos con otros, hacerlo por el sufrimiento de Cristo.

La iglesia sobrevivirá y al final prosperará pero no porque nosotros lo hicimos para la satisfacción de los medios de comunicación, sino porque Dios ha confiado en que nosotros prevaleceremos en El y las puertas del infierno no prevalecerá contra nosotros.

Hagan Penitencia y Recen

Les pido que ayunen, hagan penitencia, recen, vayan a misa durante esta semana que estaremos en la reunión en Dallas y pídanle a Dios que sane a las victimas de abuso sexual, y nos fortalezca para reconocer nuestra propia verdad como lideres morales, condenar lo que es falso e imperfecto, y seguir siendo la voz de enseñanza clara. En los tiempo modernos parece que hemos perdido nuestro sentido del pecado y nos falta mucha reconciliación y trabajo para sanar a las victimas, sus familias y a nuestra iglesia dañada.

¿Qué es justo?

También debería decir que algunas alegaciones hechas contra un sacerdote u obispo han sido probadas en algunas instancias ser falsas. Es difícil cuando los nombres de los sacerdotes culpables no son públicos, pero también esto es difícil cuando la victima desea publicar alegando abuso sexual y desea que su nombre no sea revelado. En cualquier de los casos la victima o el sacerdote es tratado injustamente.

Es un asunto complejo, pero complicado o no, nosotros como iglesia estamos comprometidos a corregir entre nuestros obispos y sacerdotes cualquier abuso sexual.

Y cuando, en los próximos años este asunto se haya discutido, confió en nuestro amor común a los niños que encontraremos los significados para discutir su cuidado en la vida familiar, donde he dicho que 75 por ciento de estos abusos sexuales tomen lugar.

La Oración y las Políticas

La oración y la penitencia son nuestros primeros caminos en el que corregimos, rectificamos y sanamos las victimas y sus familias a través de sólidas políticas y su implementación. Le pedimos a Dios que mire no solo nuestros pescados, sino la fe de su iglesia - nosotros somos una iglesia de pecadores, pero también de santos - veamos los maravillosos santos de quienes están en lo alto por su buenas bondades y para que todos nosotros lo veamos - mujeres y hombres de nuestros tiempos como la Madre Teresa, el Obispo Oscar Romeros, grande personas que sirvieron a los pobres y victimas en pobreza. Todos los santos de Dios son modelos para nosotros. Ellos nos invitan a comenzar a vivir nuestra fe, siguiendo el llamado de Cristo a la santidad.

Hay buenos y maravillosos programas y esfuerzos que se están haciendo y se harán en la iglesia y mientras nunca nos escondamos detrás de nuestras excusas por los abusos sexuales del pasado, nosotros podremos levantar nuestras cabezas en alto como iglesia para gozar de la gracia de Dios, su favor a nuestros sacerdotes y a las personas por su verdadero y santo ejemplo de bueno cristianos.

Nuestro enfoque en Dallas es orar y reparar, para sanar y buscar el perdón, pero también transformar el poder de Dios cuyo poder es tan grande que puede sacar lo bueno de lo malo y así lo hace.


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Saludos al Obispo George O. Wirz

Es un privilegio escribirle un tributo a mi compañero el obispo George Wirz, nuestro obispo auxiliar de la Diócesis de Madison desde su nombramiento el 7 de diciembre de 1977.

El obispo Wirz, como ustedes pueden ver en una edición especial que ha publicado " The Catholic Herald" en donde celebra sus 50 aniversario como sacerdote. El fue ordenado en la Catedral de San Rafael el 9 de marzo de 1978 por el Obispo Cletus O' Donnel y con la presencia del Arzobispo Cousins.

Sus años de servicios han estado marcados con real distinción. El fue excelente estudiante, fue el secretario del Obispo, Vice- Canciller, Canciller, fundador del Seminario del Santo Nombre en 1963 y después pastor de las iglesias de San Bernardo y San Patricio en Madison. Él participó en el Segundo Concilio Vaticano con el Obispo O' Connor como su secretario. Él era miembro del consejo de todos los obispos de Madison y ha tenido importantes roles en la continua educación de nuestros sacerdotes, su asamblea anual, los retiros y los días de santificación, sin mencionar la educación sabática para los sacerdotes.

En sus años, él ha celebrado el sacramento de la Confirmación para más de 27.000 jóvenes y ha estado muy cerca de los seminaristas como Rector y seguidor de ellos.

El es bien reconocido por toda la Diócesis de Madison por su bondad, amabilidad y generosidad.

Ha sido una bendición el tener un Obispo Auxiliar aquí en Madison ofreciendo consejos y compartiendo el apostolado del Obispo.

La celebración de la Misa, la recepción y la cena hicieron un día memorable no solamente para él sino también para todos nosotros quienes somos sus colegas y hermanos.

Le doy un especial tributo en su día y también saludo a su fiel secretaria y asistente administrativa Mary Jo (Sra. Thomas) Moran, al comité de Jubileo: Monseñor Paul Swain, Monseñor Michael Hippee, Monseñor Daniel Ganshert, Kate Wiskus, Greg Keller, Denise Gorman, Pat Gorman, Bill Brophy y al padre John Stillmank. Todos ellos merecen un especial agradecimiento por su duro trabajo y sus horas sin fin de planificación y servicio.

Nuestro Santo Padre el Papa Juan Pablo II honoró al Obispo Wirz con un saludo personal en su celebración de Jubileo de oro.

Encontraran acontinuación la traducción del Latín del Papa Juan Pablo II:

Para nuestro venerable hermano
George Otto Wirz
Con su titulo de Obispo de Municipa
Quien le da las gracias a Dios
Por el regalo del sacerdocio por cincuenta años.
Nosotros le mandamos nuestras felicitaciones
En su fructífero ministerio pastoral.
En particular, reconocemos su entusiasmo
En la formación de estudiantes para el sacerdocio.
Con oraciones y los mejores deseos
Nosotros alegremente ofrecemos nuestra bendición apostólica
A usted y a toda su familia y compañeros de trabajo
Dado por el Vaticano el 8 de mayo del 2002.
Juan Pablo II.


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