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29 de junio de 2006

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"Bajo el Libro del Evangelio"

Nuevas Traducciones: Reflexiones del significado de las palabras en latín

Ilustración del Libro del Evangelio abierto por encima de la cabeza del Obispo

Bajo el Libro
del Evangelio


+ Obispo Robert
C Morlino

Queridos amigos,

Al escribirles esta comunicación, permanezco todavía en Los Ángeles casi al termino de la Conferencia de Obispos. No he tenido tiempo suficiente para tener una amplia muestra de la cobertura de los medios de comunicación en los cambios de las traducciones que usamos en la celebración de la Misa.

La única cosa que tenemos que tener claro es que ningún cambio es inmediato ya que las traducciones aprobadas por los obispos tienen que ser enviados a Roma para que reciban reconocimiento. Así que nadie puede presumir que las traducciones que aprobamos van a ser las que se usan en la celebración de la Misa, palabra por palabra.

Habiendo dicho esto, es claro que, los textos que estamos ofreciendo al Vaticano para aprobación, recibirán ese reconocimiento. El lenguaje de la Misa, una vez que Roma dé su aprobación, sonará notablemente diferente y quiero empezar a ofrecerles una explicación, lo más pronto posible, aún desde la tierra de Los Ángeles.

Traducciones después del Vaticano II: 'equivalencia dinámica'

Después del Consejo del Vaticano II, los modelos fueron escritos por una comisión, conocida como el Concilio para traducciones litúrgicas siguiendo las reformas litúrgicas decretado en los documentos del Vaticano II. Estos modelos no disfrutaban del nivel más alto de la autoridad del Vaticano, porque no fueron decretadas por el Papa; ésta comisión llamada el Concilio, decretó estos modelos por su propia autoridad, lo cual habían recibido legítimamente.

La base de esos modelos permanece en la instrucción que los textos de la Misa deben de ser traducidos de acuerdo al principio de "equivalencia dinámica". Eso significa que las palabras en el texto en latín siendo traducidas serían separadas del contenido de esas palabras. El contenido sería extraído de las palabras y podrían ser traducidas en términos que eran muy diferentes.

Quizás el mejor ejemplo de esto es la oración que rezamos inmediatamente después de la comunión: "Señor, no soy digno de recibirte" El texto en latín dice, "Señor no soy digno de entrar bajo tu techo". El segundo texto cuenta el pasaje de Jesús y Su respuesta del Centurión de sanar a su hijo. El centurión dice, "Señor, no soy digno de entrar bajo su techo" El texto en latín repitió esas palabras Bíblicas del Centurión.

La traducción oficial siguiendo los modelos del Concilio simplemente dice, "Señor, no soy digno de recibirte." Si, las palabras del Centurión en la Escritura se dejaran a un lado a favor del contenido general de esas palabras las cuales fueron traducidas más simples. Si esto es confuso o aburrido me disculpan, pero creo que les debo una explicación, en términos de una posible atención a los medios de comunicación para que puedan entenderlo ustedes mismos y luego poder explicárselo a otros.

Malentendidos de las enseñanzas del consejo: 'discontinuidad hermenéutica'

Este principio de equivalencia dinámica como se aplica a las traducciones de la Misa está en la base de algunos de los malentendidos de las enseñanzas del Consejo del Vaticano II. El principio de la equivalencia dinámica fue usado para justificar y destituir el lenguaje de sacrificio en muchos casos del Santo Sacrificio de la Misa, dejando simplemente el lenguaje de la mesa y cena, en lugar de altar y sacrificio. El Consejo del Vaticano II nunca intentó disminuir en ninguna forma nuestro entendimiento de la Eucaristía como sacrificio ni como cena. El disminuir el aspecto de sacrificio de la Eucaristía es parte de lo que el Papa Benedicto ha correctamente llamado, "la discontinuidad hermenéutica", una forma de interpretar el Consejo del Vaticano II, lo cual es de hecho, incorrecto.

Muchas de las interpretaciones incorrectas del Consejo del Vaticano II fueron enseñadas, sin malas intenciones, aunque de hecho, ocurrió en la Celebración Eucarística, opuesto a lo que había ocurrido antes. Quizás en ningún otro lugar más que en la Eucaristía fue la "discontinuidad" entre el pre-Vaticano II y post-Vaticano II poderosamente experimentados por nuestra gente católica en Estados Unidos. El problema restante es que no hay discontinuidad, ni se debería experimentar esto en ningún lugar, especialmente, el Santo Sacrificio de la Misa.

Nueva instrucción guiando las traducciones

Bajo la autoridad del Papa Juan Pablo el Grande, una instrucción nueva fue editada para guiar traducciones en los textos de la Misa. Esta instrucción llamada Autenticidad Litúrgica, es una instrucción editada por la Congregación de Alabanza Divina, con la aprobación explícita del Papa Juan Pablo II, lo cual le da al documento un nivel de autoridad considerablemente más alto que los modelos editados por el Concilio seguidamente después del Consejo.

La Autenticidad Litúrgica explícitamente rechaza el principio de la equivalencia dinámica como norma para las traducciones por razones que ya he delineado en esta comunicación. La Autenticidad Litúrgica insiste en lo que se puede llamar "el principio de equivalencia formal", que es, las traducciones de los textos de la Misa no deben ser palabra-por-palabra traducciones literales sino deben de reflejar claramente el significado de las palabras en Latín en el texto.

Así no se permite al traducir "Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo" completamente omitir la noción de "entrar bajo mi techo" con su referencia a la historia bíblica. No se acepta simplemente decir, "Señor, no soy digno de recibirte".

Probablemente el mejor ejemplo de traducción de acuerdo a la equivalencia dinámica está en la respuesta de la gente al padre, "y contigo también" cuando el sacerdote saluda a la gente diciendo, "El Señor está contigo." El texto en latín dice claramente, "y con tu espíritu" buscando indicar, con la palabra "espíritu", el carácter o sello especial el cual el Sacramento de las Órdenes Sagradas impresa en el alma del sacerdote. El sacerdote dice a la gente, "el Señor esta contigo" y la gente responde, "y con tu espíritu" buscando afirmar la identidad específica del sacerdote como diferente de aquellos que no han recibido el Sacramento de las Órdenes Sagradas.

La respuesta, "y con tu espíritu" contiene un acto de fe del sacerdocio en especial. La respuesta "y además contigo" no contiene ésta expresión de fe, así de acuerdo con la Autenticidad Litúrgica la respuesta, "y además contigo" no se acepta. Una de las características de la discontinuidad hermenéutica fue lo borroso de la diferencia entre un ministro ordenado y servicio de un laico en la iglesia. Eso borroso, ese error de la discontinuidad hermenéutica, ahora está en proceso de ser corregida.

Sobreviviremos esos cambios

Muchos de nosotros los sacerdotes desearíamos no tener que pasar más episodios de cambios en la Misa porque nuestra gente ya está acostumbrada a la traducción que ha existido por 40 años. Pero también tenemos que recordar que hace 40 años, se hicieron cambios abruptos con relación a las prácticas que habían existido por cientos de años, y si sobrevivimos esos cambios, entonces claramente sobreviviremos los nuevos. Yo sé que sobreviviremos y los cambios nos forzarán a todos a entender que algunos errores se cometieron en la implementación del Consejo de Vaticano II por gente con muy buenas intenciones - que es siempre el caso porque todos cometemos errores.

Sería muy desafortunado si alguien sacara la conclusión ilógica que deberíamos continuar en lo erróneo simplemente porque ya estamos acostumbrados a eso. Si aplicáramos ese tipo de pensar a áreas fuera de la liturgia, todos sabemos que simplemente no funcionaría. Nosotros, en nuestra debilidad humana, podemos acostumbrarnos a toda clase de cosas que simplemente son erróneas, y el hecho que nos hemos acostumbrado a ellas no implica en ninguna forma que nos corrijamos.

Oremos en lenguaje que es celestial

Así a su tiempo apropiado, el Vaticano nos dará un texto final y aprobado y luego, como siempre, nos tomará tiempo, tratando de entender los cambios e implementarlos para que todos nosotros, como católicos de buena voluntad, oraremos al Señor en un lenguaje que refleja una traducción más precisa de nuestra liturgia en latín y además un lenguaje que es más reverente, un lenguaje que no es un lenguaje ordinario y que hablamos en todas las vidas, pero un lenguaje que sea celestial y nos recuerde que en la Liturgia Eucarística, estamos precisamente presentes anticipando el cielo.

Así como usamos incienso para recordarnos que el aire en el cielo huele diferente al aire en la tierra, usaremos lenguaje que nos recuerde que la Liturgia es una anticipación del cielo y lo benditos que somos al poder entrar y experimentar esa anticipación cuando adoramos a Cristo el Sumo Sacerdote.

Es significativo mencionar que los otros obispos de los otros países inglés-hablantes han aprobado la misma traducción que nosotros, con la excepción de Canadá, donde el asunto no ha llegado a voto en la conferencia de obispos. La universalidad del lenguaje de la Misa en todos los países inglés-hablantes sin ninguna duda será un gran regalo.

Muchas gracias por leer este artículo. Que Dios los bendiga a todos y espero que disfruten a sus familias, descanso y recreación durante los días maravillosos del verano en la Diócesis de Madison. ¡Bendito sea Jesucristo!


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