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6 de mayo de 2004

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"Bajo el Libro del Evangelio"

Instrucción litúrgica:
Enfoque en la presencia real de Cristo

Ilustración del Libro del Evangelio abierto por encima de la cabeza del Obispo
Bajo el Libro
del Evangelio

+ Obispo Robert
C Morlino

Queridos amigos,

Como lo prometí quisiera empezar la reflexión con ustedes acerca de la nueva instrucción del Vaticano titulada Redemptionis Sacramentum, El Sacramento de redención, que fue recientemente publicado. El documento fue publicado juntamente por dos oficinas del Vaticano y es muy claro que éste documento fue presentado primero a nuestro Santo Padre quien ordenó publicación, por lo tanto es un acto de la autoridad de enseñanza de nuestro Santo Padre. Además si fuera el caso de cualquier costumbre o norma que se halla estado dando antes de la promulgación de este documento ya no deben de continuar si de alguna manera están en discordia con las normas de la instrucción actual. Por lo tanto la instrucción debe de tomarse muy en serio.

En esta primera reflexión no pretendo dar muchos detalles de las normas especificas de la instrucción - de hecho nuestro director de la oficina de la Liturgia, Dr. Patrick Gorman, lo ha indicado correctamente que los cambios en conducta que el documento necesitara en la Diócesis de Madison son mínimos.

Lo que yo quiero reflexionar con ustedes es acerca de mi realización cada vez mayor que esta instrucción es en su base un examen de conciencia para todos nosotros que alabamos de acuerdo a la liturgia de la Iglesia Romana acerca de nuestra fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía y en los sacerdotes.

Solidaridad, y no-conformismo

Algunos ya se han quejado acerca de la instrucción, viéndolo como una necesidad de reesforzar un conformismo rígido en aquellos que participan en la Divina Liturgia de la Iglesia Romana. En realidad esto no es lo correcto. La instrucción repetidamente insiste que esta clase de conformismo es vació y ciertamente no es la meta final de nuestro Santo Padre al emitir esta instrucción.

El Santo Padre en sus propias escrituras filosóficas ha distinguido entre le conformismo y la solidaridad como formas de relacionarse con una comunidad y el comportamiento de esa comunidad. El conformismo es vació y sin valor en sí mismo. Todos estamos llamados a ser solidarios y más que eso, en comunión con la totalidad de la iglesia, que son todos los creyentes de la tierra, los ángeles y santos del cielo, y las almas del purgatorio. La de nosotros en verdaderamente una Liturgia Divina. Esta instrucción nos reta a incluir a todos, en su sentido mas amplio. La razón de observar ciertos comportamientos litúrgicos y evitar otros no es más que esta solidaridad y comunión en nuestra fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía.

Reverencia por la presencia real de Cristo

Por ejemplo el tratar de evitar de vaciar la sangre preciosa después de la consagración es una forma de promover una comunión reverente.

Con cada buena intención, con frecuencia sucede que la sangre preciosa por accidente ha sido derramada en el altar o aún más problemáticamente en varios lugares de la iglesia cuando los cálices que están vacíos se vuelven a llenar. La sangre preciosa se ha derramado en esos cálices en las manos del que lo recibe o en el suelo donde hay mucha gente, donde nadie opta por hacer lo correcto. Tales situaciones no dan la impresión que el contenido de ese cáliz es en realidad la sangre de Cristo. Es mejor pensar que nada ha pasado que darle importancia a la presencia de la sangre preciosa.

La distribución de la Eucaristía a los que están en casa

La instrucción también se refiere a algunas preguntas acerca de varias prácticas de los ministros extraordinarios de la Santa Comunión que llevan la Eucaristía a las personas enfermas en sus casas.

Yo sé por experiencias personales que a veces sucede que un ministro extraordinario toma la sagrada hostia en la misa de mañana de la iglesia de la parroquia con la intención de entregar la comunión durante esa noche al regreso a su casa después del trabajo o durante su hora de almuerzo. Esto significa que la hostia consagrada, el cuerpo de Cristo, pasará horas quizás en la bolsa de un abrigo, en una cartera, en el compartimiento de un carro, entre todas las actividades y distracciones de un mundo secular y sin mucho reconocimiento, de nuevo, con todas las buenas intenciones y aún con buenas razones.

Si la hostia consagrada es tan reservada, esto no ayuda, sino disminuye la fe de uno en la presencia real de Cristo. También ha sucedido que un ministro extraordinario pueda estar tan ocupado que tal vez no pueda visitar la persona deseosa de la comunión por lo tanto la hostia consagrada se quedara en la repisa o armario en la casa de alguien por lo cual no puede ser defendida en términos de comportamiento reverente hacia la Eucaristía.

Examen de conciencia

Seria muy facial señalar ciertos puntos de esta instrucción y verlos como algo muy detallado que lo haría muy rígido más que una genuina forma de alabanza de Cristo en la Misa. Pero ésta no es la intención del Santo Padre al autorizar esta instrucción. Yo creo que en su base esto debe de significar como lo he dicho, un examen de conciencia acerca de nuestra fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía.

Reconocer partes reservadas para el ordenado

Para concluir permítanme decir que la instrucción además reta nuestra fe en la presencia real de Cristo en el sacerdote. La instrucción insiste una y otra vez que aquellas partes reservadas para el sacerdote deben de ser dichas solo por él.

El ser ordenado como en la persona de Cristo genuinamente se distingue como un servicio especial de la gente de Dios. No hace que el sacerdote sea mejor o superior a otros. El ser mejor o superior a otros es una forma de santidad en el corazón del sacerdote lo cual solo el Señor puede leer. Poro no debe de sorprender que las vocaciones han sufrido una disminución donde en muchos aspectos de una identidad fuerte del sacerdote han sido empañadas y casi disminuidas, por ejemplo cuando los ministros extraordinarios son invitados a distribuir la Santa Comunión aunque la presencia de un gran número de sacerdotes que están sentados a la hora de la distribución cuando debería de ser su función.

La instrucción lo dice muy claro que una participación activa y plena de los laicos en la Misa no es una forma de "incluirse en el acto en el santuario". Nuestros jóvenes, para que reciban el llamado de Cristo hacia el sacerdocio, necesitan observar y entender claramente la identidad del sacerdote, y esas cosas pueden oscurecer esa identidad y deben de evitarse.

Acerca de la Eucaristía, el sacerdocio

Por lo tanto esta instrucción nueva desde mi punto de vista en su base acerca de la fe en la presencia de la Eucaristía y fe en la presencia de Cristo en el sacerdote - que seria mas básico? Antes de seguir con los detalles de esta instrucción en particular con relación a nuestro comportamiento en la liturgia, a la cual nos dirigimos, concentrémonos en tener en cuenta la noción completa y examinar nuestras propias conciencias.

Muchas gracias por leer este articulo. Que Dios los bendiga. Que la Paz, la alegría, la esperanza y la misericordia de la pascua de resurrección continúen con todos ustedes. Bendito sea Jesucristo!


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