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11 de marzo de 2004

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"Bajo el Libro del Evangelio"

Enseñando la verdad:
Mente la intención no determina la realidad

Ilustración del Libro del Evangelio abierto por encima de la cabeza del Obispo
Bajo el Libro
del Evangelio

+ Obispo Robert
C Morlino

Queridos amigos,

Ha sido mi deseo real de continuar en estos días de cuaresma con la serie de instrucciones espirituales para promover nuestro crecimiento en la santidad, la de ustedes tanto como la mía, durante esta estación tan santa. Lamentablemente, el fenómeno que se esparce del matrimonio de lesbianas y homosexuales requiere que yo toque este punto en nombre de nuestra Iglesia.

En primer lugar permítanme decirles que no hay nadie por quién Cristo no murió. El dio su vida por amor a todos nosotros, incluyendo sobretodo a los homosexuales y lesbianas, y debemos tratarlos precisamente como aquellos por quien Cristo dio su vida, respetando su dignidad como personas en todos los puntos.


"El tener conocimiento de algo es de la unidad del cuerpo y la mente, la persona, para entrar en una relación con lo que se conoce. Pero la realidad fuera de la persona no puede simplemente ser determinada por lo que está en la mente o por lo que alguien piense."

Un elemento esencial al tratar a otros con respeto es decirles la verdad con amor e invitarlos a que la consideren y la acepten. Pero por favor que nadie interprete mis esfuerzos de tocar ésta conversación como que si yo estuviera en contra de los homosexuales- porque no es mas que una practica de mi responsabilidad de enseñar con amor la verdad de Cristo en una materia tan importante. De hecho estaré tocando este asunto en las próximas semanas.

La mente no determina realidad

Recientemente, al hacer una presentación, yo le pedí a un joven que se sentara en una silla y que cerrara sus ojos, expresando en su mente el deseo de estar cerca de Cristo. Él era un joven extraordinario e hizo todo lo que le pedí.

Después de unos momentos, él abrió los ojos y yo le pregunte si acababa de recibir la Santa Comunión. Él respondió que sí. Yo entonces le explique que el recibir la Santa Comunión significa el recibir a Cristo bajo la forma de pan y vino y por lo general implica la presencia de un sacerdote y una comunidad de creyentes.

Por supuesto, él profundamente lo entendió, pero él fue víctima, cuando lo puse bajo la prueba, un error muy común que tiene nuestra cultura y nuestra sociedad, es que, que lo que hay en la mente determina realidad.

El recibir el sacramento de la Santa Comunión representa mucho mas que sentarse con los ojos cerrados pensando acerca de la unión con Jesús. Esto no se limita a esa clase de pensar. De hecho requiere un cuerpo para que la forma de pan y vino puedan ser recibidos físicamente. El pensar que el acercarse a Cristo nunca va a ser el equivalente de recibir el sacramento de Su Cuerpo y de Su Sangre. El buen joven entendió esto muy bien, yo creo, mucho antes de que termináramos nuestra conversación.

El valor no depende de la intención

A lo que me refiero es que repetidamente en nuestra cultura y en nuestra sociedad presumimos que las cosas son en realidad como lo piensa alguien. Por ejemplo, en algunos estados donde una mujer embarazada que quiere tener su hijo y es acecinada, el asesino es acusado con dos cargos- por matar a la madre y por matar al bebé. Al mismo tiempo si la madre que no tiene intenciones de dar a luz a su bebé y escoge la alternativa de aborto, por supuesto no hay ningún cargo civil que se cometa del todo.

Por lo tanto el bebé tiene el valor de ser un bebé si la madre le da ese valor. Si la madre no le da el valor de ser un bebé, entonces el bebé no tiene ningún valor en lo absoluto. El valor del bebé en resumen depende de la intención de la madre mas que el bebé mismo. La intención de la mente determina la realidad.

Nosotros nos enfrentamos con el mismo fenómeno ahora con relación a la posibilidad de matrimonios homosexuales y lesbianos. El hecho de que alguien piense o crea que este tipo de unión sea matrimonio y lo haga un matrimonio. El derecho de casarse pareciera que también incluye el derecho de redefinir el matrimonio. El matrimonio es lo alguien piense que es y la gente tiene el derecho de pensar lo que quieran acerca del matrimonio - de nuevo la dominación total es lo que está en la mente en vez de lo que es real.

La realidad puede ser manipulada

Este es el punto principal que quiero ofrecer en esta primera reflexión. El tener conocimiento de algo es de la unidad del cuerpo y la mente, la persona, para entrar en una relación con lo que se conoce. Pero la realidad fuera de la persona no puede simplemente ser determinada por lo que está en la mente o por lo que alguien piense.

Nuestra sociedad intenta sobrellevar esto solo en la práctica de las encuestas. Se cuenta lo que la mayoría de la gente piensa o intenta y gratuitamente afirma entonces que esto es realidad. Y todos sabemos que en las encuestas como se plantea la pregunta con frecuencia determina la respuesta. Para que al final la realidad se determine por aquellos que son muy listos para preparar las preguntas de una forma inteligente para generar la respuesta deseada.

La realidad y los pensamientos de mucha gente pueden ser manipulados por otras personas con varias intenciones y frecuentemente con intenciones positivas. Pero si en realidad, especialmente el valor de un bebé humano, por ejemplo, o la realidad de un matrimonio como una unión permanente entre un hombre y una mujer dispuestos a una nueva vida, si las realidades como las anteriores están sujetas a la manipulación que viene a través de las encuestas, etc entonces podemos encontrarnos como sociedad con un grave problema.

Sacar el bebé de la ecuación del matrimonio

Para concluir permítanme de nuevo, sin juzgar las intenciones de nadie, que fue la mentalidad de la contracepción que trajo a luz la idea de un matrimonio sin hijos. El sacar el bebé de la ecuación del matrimonio y la ecuación de la familia fue seguida por la tendencia cultural que hemos llamado pro-escogencia.

Los matrimonios de homosexuales y lesbianas nunca van a poder ser naturalmente fructuosos con relación a los hijos y son el tercer paso al quitar el bebé, la dimensión de la apertura a una nueva vida, desde el matrimonio a la familia. Una vez que el bebé se saque de la ecuación, ya no haría mucho mas que hacer.

Al observar una conexión entre la concepción, el aborto y los matrimonios de homosexuales, Yo de ninguna forma digo que son pecados iguales. Durante este tiempo cuando el plan de Dios del matrimonio y la familia están siendo atacados severamente, recemos por nuestro país y nuestra cultura para que no nos encontremos alejados ni desorientados de aquellas fundaciones de la sociedad lo cual generan el verdadero bien común.

Muchas gracias por leer este articulo y que Dios los bendiga a todos.


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