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15 de enero de 2004

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"Bajo el Libro del Evangelio"

Humildad, confianza:
En las resoluciones del Año Nuevo

Ilustración del Libro del Evangelio abierto por encima de la cabeza del Obispo
Bajo el Libro
del Evangelio

+ Obispo Robert
C Morlino

Queridos amigos,

Es mi deseo que las celebraciones de Navidad y Año Nuevo les permitieran sentir la presencia de Cristo en sus hogares y en sus vidas acercándose unos a otros, aun aquellos que están geográficamente separados.

Al empezar el año nuevo debo admitir que me he divertido mucho al ver varias figuras de Hollywood en la televisión discutiendo sus resoluciones del nuevo año. En su mayoría han comprobado la poca voluntad que tienen en varias ares de sus vidas, y la confianza en lo que aparentemente les falta en realidad me sorprendí - pero parece que en este enfoque de las resoluciones del Año Nuevo en varias clases de dietas, me rehúso a no hacer un comentario.


"las resoluciones del año nuevo pueden ser cosas muy buenas para todos nosotros si están fundadas en la humildad y confianza."

Las resoluciones del Año Nuevo pueden ser una cosa muy buena para todos nosotros si están fundadas en la humildad y confianza.

Tres clases de factores

El secretario de Defensa Rumsfeld, un hombre no sin críticos, pero uno muy inteligente, hizo una distinción interesante recientemente en relación a la habilidad de nuestro país para lidiar con los ataques terroristas. El hablo de esos factores lo cual pueden ser llamados "lo conocido que se sabe", esos factores pueden ser clasificados como "lo conocido desconocido" y por tercero los factores como "lo desconocido que no se sabe". Es esta tercera clasificación que "lo desconocido que no se sabe" lo que por supuesto presenta la dificultad más grande al buscar de tratar posibles ataques terroristas.

Pero estas tres clases de factores van a ser parte del año 2004 para cada uno de nosotros en nuestras vidas sin dejar afuera la relevancia del terrorismo. Cada una de nuestras vidas en el año 2004, nuestras vidas en familia, nuestras vidas en la Iglesia, incluirán los factores conocidos, lo conocido que se desconoce, y los factores desconocidos que no se saben. Pero la inclusión de lo desconocido que no se sabe en nuestras vidas personales y comunales en el año 2004 provee una invitación sólida de crecer en nuestra fe, que es, una humildad real.

Hace un año en los primeros días del 2003 yo no sabía que en los primeros días del 2004 yo sería obispo de Madison, pero si alguien me lo hubiera dicho en ese momento seguro les preguntaría que qué estaban fumando que les hacia decir esas cosas. Mi presencia aquí con ustedes en este momento, es un regalo de Dios, tan maravilloso como lo es; hace un año era uno de esos factores desconocidos del año nuevo. Y al planear en año venidero o tomamos resoluciones para el año nuevo, debemos de tomar en cuenta los factores desconocidos que no sabemos como una posibilidad que aparezcan en nuestras vidas. No importa lo que planeemos o resolvamos, debemos de planear o resolver con gran humildad sabiendo que la Providencia de Dios puede demostrarse en otra dirección. Debemos de hacernos humildes ante la posibilidad real de lo desconocido que no sabemos en nuestras vidas.

La posibilidad de lo desconocido que no sabemos

A la misma vez esta humildad, lo cual debería de formular las resoluciones del año nuevo, deben de tomar en cuenta la debilidad de la voluntad humana, la debilidad que viene de nuestros pecados, y la necesidad del apoyo y fuerza en nuestra vida que solo la gracia de Dios nos da. La posibilidad de lo desconocido que no se sabe en nuestras vidas del 2004 y la necesidad de la gracia sobresalta la pregunta para todos nosotros en nuestra práctica del sacramento de penitencia o Reconciliación.

Esta es la forma ordinaria en que el Señor nos da al recibir el perdón de los pecados, al llegar a un entendimiento más profundo y aceptación de lo desconocido que no sabemos y al estar más receptos a la gracia de Dios. La humildad al formular nuestras resoluciones del año nuevo nos dirige a la posibilidad de lo desconocido que no sabemos, y nos advierte a que no seamos "monstruos de control" (control freaks) y que nos dirijamos a la necesidad de la gracia.

Confianza plena en la Providencia de Dios

La posibilidad de lo desconocido que nos conocemos significa por supuesto que los senderos de la Providencia de Dios pueden que no sean mis senderos o sus senderos- eso es lo que significa lo desconocido que no se sabe en nuestras vidas. Por lo tanto una confianza plena en la Providencia de Dios llega a ser otra piedra angular en cualquier plan o formulación de las resoluciones del año nuevo.

Es apropiado que el primero de enero celebramos la festividad de María la Madre de Dios lo cual las escrituras la alaban con la frase "bendita sea la que confía en que las palabras del Señor se cumplirán". Fue este privilegio único y especial de confianza absoluta que le permitió estar llena de gracia y recibir lo desconocido que resulto ser dar a luz al Hijo del Dios y al único Salvador del mundo. Sin importar que resoluciones de año nuevo tomemos, tomémosla con María y como María con el espíritu de confianza de que las palabras del Señor a nosotros serán cumplidas, y estar al tanto de el sendero de la Providencia de Dios puede que llegue a ser muy diferente de la que teníamos en mente.

Si podemos recibir éstas bendiciones, éstos regalos, éstas gracias de humildad y confianza, entonces nuestras resoluciones de año nuevo van a tener esperanza de éxito, no que podamos hacer mucho por nosotros mismos, sino porque todo es posible para Dios. Muchas gracias por leer éste artículo y que Dios los bendiga a todos. ¡Bendito sea Jesucristo!


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